lunes, 23 de junio de 2014

Prólogo de Los Cuatro Fundadores y el Torneo.

Sé que esto estaba planeado para el sábado o el lunes pero debido a una serie de infortunios no he podido terminarlo hasta hoy. Esto es un pequeño prólogo de lo que será la historia, la semana que viene empezaré con los capítulos largos. Tanto si sois o no amantes del mundo de Harry Potter me gustaría que lo leyéseis pues aún sin leer las novelas se puede seguir la trama argumental. El argumento tratará sobre la imposición del primer Torneo de los Tres Magos y como lo vivieron los fundadores del colegio. Sin más dilación aquí os lo dejo:

prologo
La capa del hombre rozaba en el césped de los terrenos que delimitaban el castillo. Iba caminando a pasos lentos haciendo el menor ruido posible. El viento azotaba las hojas de los árboles con más intensidad a medida que se adentraba en las lindes del bosque oscuro. Los altos árboles lo cubrían todo. El sol había desaparecido del cielo hacía un par de horas lo que tampoco ayudaba. Haciendo uso de sus dotes mágicas sostuvo su varita de acebo en su mano derecha y susurró la palabra “Lumos”. Segundos después el extremo puntiagudo de la varita era el portador de un pequeño haz de luz que iluminaba el camino por el que aquel extraño hombre caminaba.
Pasaron cinco minutos más antes de que pudiese alcanzar el sitio en el que una mujer de dorados cabellos estaba esperándolo. La mujer debía ser una bruja, pues de la misma manera en que el anciano mago lo había hecho, la mujer, mucho más joven que el mago, sostenía sobre sus manos una varita coronada por un halo de luz.
-          Buenos días Eleanor.
-          Mejor serán buenas noches Salazar.
Salazar Slytherin, reconocido por ser uno de los cuatro grandes fundadores de Hogwarts el Colegio de Magia y Hechicería más famoso de todo Reino Unido al que acudían todos los jóvenes brujas y magos para formarse. Conocido por su ambición, temido por todos, conocedor de la lengua pársel (lengua de serpientes).
Aquella mujer no le tenía miedo. Era su amiga. Eleanor Smiths, trabajada en el Departamento de la Cooperación Mágica Internacional del Ministerio de Magia. Debía ser algo muy importante si se reunía con aquel mago, a altas horas de la noche en uno de los bosques más temidos por los misterios y secretos que guarda y las criaturas que lo pueblan.
-          ¿Querías verme? – preguntó el anciano llevándose los dedos a su espesa barba blanca. La mujer rubia giró su cabeza varias veces en todas direcciones para asegurarse que estaban solos en aquel oscuro bosque -. Traerás noticias, confío.
-          Como ya sabes Salazar, el Ministerio de Magia estaba pensando en algo grande que realizar este año en las escuelas de magia más reconocidas del mundo. Parece ser que lo han encontrado – hizo una breve pausa para respirar -. Se trata de un torneo. El Torneo de los Tres Magos, que lo llaman.
-          ¿Tres magos? Eso significa…
-          Que tres escuelas participarán en él. Y Hogwarts ha sido elegido como sede del torneo. Si todo saliese según el plan, el torneo se repetiría una vez cada diez años. Pero las normas irán cambiando, de eso no me cabe la menor duda.
-          ¿Lo saben Godric, Helga y Rowena?
La mujer negó con su cabeza la pregunta que Salazar Slytherin le había planteado. Eleanor le explicó al anciano que el Ministro de Magia Seyfour Watters se reuniría con ellos al anochecer del día 31 de agosto. Lo que significaba que no podrían negarse. El año escolar empezaría unas horas después de la reunión. Tendrían que prepararlo todo en unas horas para acoger a los huéspedes de las otras escuelas de magia, y sus alumnos. De haber tenido de frente al ministro en persona y no a la jovencuela señorita Smiths, es probable que se encontrase estrangulando a aquel hombre.
Desde que dos años antes, Seyfour Watters hubiese sido nombrado ministro la situación del mundo mágica estaba en plena decadencia. No sólo no le importaba que los «muggles» (como en el mundo mágico eran llamadas las personas incapaces de realizar magia) descubriesen la existencia de la magia, incoherencia en sí misma pues el Ministerio de Magia fue creado para controlar los actos de los magos y guardar su secreto ante la comunidad no mágica, sino que había mencionado que aquellas personas que por nacimiento fuesen incapaces de hacer magia, deberían acudir a las escuelas de magia para así, ejercitar con ello sus poderes. “¿Qué poderes?” se preguntaron los fundadores por aquel entonces. La magia es un don con el que se nace. Si no se tiene el don no se puede realizar magia tan sencillo como eso. Si bien, no se descartaba la posibilidad de que aquellos niños nacidos de muggles que poseyesen el don acudiesen a formarse para poder controlar sus poderes. Salazar había mostrado en varias ocasiones su desacuerdo contra esto, pues pensaba que la magia era algo reservado para aquellas personas que hubiesen nacido y sido criados en el lecho de un hogar mágico.
-          Seguro que este año la hornada de sangres sucias es mucho mayor que la del año pasado. No sé cómo pueden aceptarlos. Podía esperarlo de ese mastodonte llamado Helga, creo que incluso ella podría ser sangre sucia. Rowena siempre ha sido una mujer muy incompetente. Pero nunca me lo habría imaginado de Godric. Nuestro trato fue formar una escuela de magos, no una escuela de niños muggles que dicen tener poderes de mago.
-          Estamos trabajando en ello. Mi marido es la manita derecha del ministro, y está perfeccionando su encantamiento «confundus». Es posible que en unas semanas el señor Watters haya cedido.
-          No dispongo de unas semanas. El año escolar empieza en cinco días. ¿No habéis pensado en la forma más fácil? – se cuestionó el anciano mago.
-          ¿Cuál es esa forma fácil de la que hablas?
-          La maldición «Imperius»
En el rostro de la mujer se dibujó un gesto de pánico. No podía hacer eso. La maldición imperius es una de las tres maldiciones imperdonables y el uso de cualquiera de ellas se condena con el ingreso en Azkaban (la prisión de los magos). El efecto de la maldición imperius consiste en el control de la persona afectada por dicha maldición, por el mago o bruja que la haya conjurado, para ponerlo con ello a tu merced y que haga aquello que quieras que haga. A parte de ella existían otras dos. La maldición «cruciatus» comúnmente conocida como “la maldición tortura”. Bajo los efectos de la maldición cruciatus la persona que la sufre es presa del dolor más pesaroso que haya sufrido en su vida. Valiéndose de ella muchos magos tenebrosos han torturado a otras personas, intentando sacarles información. Por mucho que intentaran resistirse, acabarían cediendo a causa del dolor provocado por la maldición. Ha habido personas que tras sufrirla han llegado a perder la cordura. Por último está la más peligrosa y letal de todas. La maldición «Avada Kedavra» solo con conjurarla la persona alcanzada por ella cae muerto en el suelo, en cuestión de segundos. Era impensable que una pareja de magos, trabajadores del ministerio utilizasen una de esas maldiciones para hechizar con ellas a su Ministro.
La reunión no duró mucho más. La mujer se desapareció haciendo agitar el suelo a su alrededor. Salazar volvió al castillo con sigilo. En la puerta estaba Jeremy Steel el celador de Hogwarts. Un hombre que parecía haber sido sacado de un libro. Llevaba una túnica morada que le confería un estilo medieval. Por su elegancia nadie habría dicho que se trataba del celador de la escuela.
-          Buenas noches Jeremy
A pesar de su elegancia no destacaba por su capacidad para relacionarse con los demás.
Cosa que a Salazar le extrañaba, pues sí que le había visto en alguna ocasión teniendo largas charlas con Godric Gryffindor.
Los demás fundadores estaban esperándole sentados en la gigante mesa de madera del Gran Comedor para empezar a cenar. Aunque el curso no había empezado, los elfos domésticos de las cocinas se estaban esmerando mucho aquella semana con grandes bufetes. En la mesa había pollo al whiskie de fuego, pasteles en forma de Caldero
tritones de Jengibre, empanada de Calabaza, melcochas, bollos de Bath, budín de Yorkshore, empanada de Cornualles y Pastel de calabaza.

-          Buenas noches Salazar – musitó delicadamente la voz de Rowena - ¿Qué tal?
-          ¿A qué se debe tanta hospitalidad Rowena? Habitualmente eres la más callada.
-          Sólo quedan cinco días para volver a ver a nuestros alumnos. Estoy feliz. Nos depara un año muy interesante.
-          Ha llegado una lechuza del ministro, Salazar – dijo desde el otro lado de la mesa -. Estábamos esperándote para abrirla y para empezar con el banquete.
-          No todos habéis esperado – Helga Hufflepuff estaba masticando un cuantioso trozo de empanada de calabaza -. Pero puedes abrir la carta y leer en alto el contenido, Godric – la voz de Salazar sonó con tono austero al pronunciar su nombre.

   



Queridos Godric, Helga, Rowena y Salazar:
   Me complace informarles que el Departamento de Cooperación Mágica Internacional está organizando un acontecimiento que pasará a la historia de la magia y hemos elegido vuestro colegio para ser la sede de tan importante hecho. Es por eso que el próximo 31 de agosto al caer la tarde me gustaría reunirme con ustedes para tratar el asunto de una manera educada y adecuada. Esto va a ser algo legendario, pero mantendré la exclusividad hasta nuestro posterior encuentro. No hace falta que manden una lechuza de vuelta, como Ministro tengo mis labores y ha sido el único tiempo libre que he encontrado.

                                                                               Con mis mejores respetos. Un saludo,
                                                                               Seyfour Watters Ministro de Magia


Leyó el contenido de la carta dos veces en voz alta ante la atenta mirada de los demás. Había que empezar a prepararse. Algo muy grande iba a pasar en Hogwarts.

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