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martes, 30 de diciembre de 2014
Lo que trajo el 2014
Reflexión sobre lo que he aprendido este 2014:
Pase lo que pase, bueno, malo, maravilloso o catastrófico, solo hemos de quedarnos con lo positivo de la vida y sonreír. ¿Te has caído? Piensa que cuando te levantes serás más fuerte. ¿Te han roto el corazón? No te martirices, llores, y vayas buscándolo y viéndolo por las esquinas haciendo que hasta el más simple piar de un pajarillo te recuerda a esa persona; recuerda lo que vivistéis juntos y piensa en lo que pudo haber sido y no fue, pero siempre con una sonrisa. Échale valor a la vida y persigue tus sueños y si alguien te dice 'Las posibilidades son de una entre un millón' no te amedrentes, levanta la cabeza y grita 'Yo voy a ser esa una'.
Ten voluntad y fuerza. Persigue tus sueños. No llores si discutes con tu familia, tus amigos, o con quién sea, el abrazo que acompañe al 'Lo siento' de después es lo más gratificante del mundo.
Halla tu felicidad hasta en lo más nimio, la sensación de manos frías, el viento azotándote a la cara, el sonido de una cascada, el olor de un parque, una canción...
Pero ante todo valora a los que tienes a tu alrededor, te apoyan y te quieren, esos serán los pilares que te ayudarán a construir tu propia vida.
Sonríele a la vida y ten valor, así el nuevo año que entra será maravilloso. No lo dudes.
FDO: Un soñador
sábado, 27 de diciembre de 2014
Capítulo 4 de Beyond My Sweet Lover
Os dije que tendrías nueva entrada y tenéis nueva entrada, si bien mi idea era que fuese una cuarta reflexión pero puesto que Alexei y Samuel no habían tenido su navidad como dios manda, y aprovechando estas fechas y que el otro día encontré dos fotos que me hicieron recordar lo que siento cuando escribo sobre la historia de mis dos niños pues... ¡MY SWEET LOVER VUELVE A CASA POR NAVIDAD! Esta vez con un capítulo navideño que espero disfrutéis. Aprovecho también para felicitaros las fiestas a todos y desearos y muy feliz año nuevo y que ya nos veremos por aquí, posiblemente el 1 de enero cuando no esté hasta arriba de exámenes, aunque no descarto la posibilidad de una cuarta entrada de reflexiones en enero, habrá que ver como se desarrollan los acontecimientos. Sin mas dilación disfrutad:
Capítulo 4
23 de diciembre de 2013.
Hora de volver a Princeton para mis primeras vacaciones de Navidad desde que
empecé en la universidad. Sería una gran sorpresa para mi madre y mi hermana, o
al menos eso esperaba. Les dije que no volvería hasta el día 27. Pensaban que
tendrían que pasar la Nochebuena ellas solas. Él que si sabía de mi, para él no
tan repentina, llegada era Samuel. A él se lo dije por teléfono. Tenía unas
ganas inmensas de reencontrarme por fin con él y pasar juntos nuestras primeras
navidades. En la mochila llevaba bien envuelto el regalo que le había comprado.
Esperaba que le gustase pues me había demorado más de lo que nunca hubiese
pensado encontrar algo tan sencillo como aquello.
El jardín de mi casa estaba
todo blanco, de hecho todo Princeton estaba cubierto de nieve, algo extraño
teniendo en cuenta que allí casi nunca nevaba. No obstante, siempre me ha
encantado la idea de ver nieve por navidad, es como si le diese un toque más
navideño al ambiente ¿no creéis? Había un muñeco de nieve que mediría casi
metro y medio sonriéndome con su boca hecha a base de botones de camisas. La
zanahoria que simulaba su nariz estaba casi completamente congelada.
En el tejado y los
alrededores de la casa mi madre lo había llenado todo con luces de distintos
colores y con cintas. Si eso era el exterior no quería imaginarme lo que podía encontrarme
dentro de la casa.
En cuanto entré por la
puerta mi hermana se me tiró al cuello.
-
Mamá, he vuelto –
grité.
-
¿Alexei? – en su cara
se podía adivinar el asombro del que era presa -. ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Pensábamos que no llegarías hasta el día 27.
-
Y así era, en
principio – mentí -. Pero me he adelantado – dije intentando quitarme a mi
hermanita de encima -.
-
¿Vas a pasar la
Nochebuena con nosotras Alex?
-
Por supuesto Valerie.
¡Oh dios! ¿Cómo has podido crecer tanto en tan poco tiempo?
-
Ven hermanito – me agarró
con fuerza de la mano y tiró de mí para que la siguiese – voy a enseñarte como
hemos decorado la casa.
Lo que os decía, si por
fuera parecía un escenario lleno de luces para el próximo concierto de Lady
Gaga el interior era aún peor. Amo la navidad y todos los adornos navideños,
pero eso era pasarse. Mi casa estaba algo sobrecargada pero mi hermana estaba
tan feliz que merecía la pena.
-
Oye mamá – dije volviendo
al cuarto de estar -.
-
¿Sí?
-
¿Te importa si viene
Samuel a cenar con nosotros en Nochebuena? Su madre me ha invitado a cenar con
ellos en Nochevieja y se me había ocurrido que…
-
¡Por supuesto hijo! –
exclamó con una sonrisa en la cara que se fue desdibujando - ¡Oh, no!
-
¿Qué pasa?
-
Pues, que pensaba que
cenaríamos Valerie y yo solas por eso el pavo que he comprado es uno pequeño,
ni siquiera contaba con que tú vinieses.
A pesar de que le dije que a
Samuel y a mí no nos importaba comer pizza, salchichas, huevos fritos o algo
rápido, su insistencia fue aún mayor y me dio dinero para que fuese a comprar
un pavo más grande.
Cogí mi teléfono y llamé a
Samuel. Quizá sería por las ganas de verlo y poder tocarlo pero me saludó con
un ronco “Ey campeón” lo que hizo que dentro del estómago se me revolviese
algo. Le dije que podía acompañarme a hacer algunas compras navideñas y accedió
encantado.
Quedaban menos de cinco
minutos para que Samuel llegase a mi casa y aún no estaba preparado. El viaje
me había dejado algo exhausto y mi olor no era precisamente el de un campo de
rosas por lo que decidí darme una ducha. El olor del cansancio cambió por la
frescura del gel de baño con aceites naturales. Rociarme con desodorante y agua
de colonia en cantidades industriales también funcionó un poco. Se me acabó
echando el tiempo encima. Además trataba de peinar el remolino de mi pelo pero
era algo así como imposible. Y por imposible lo dejé. Gracias a dios tengo un
novio según el cual “es sexy ver a un chico con el pelo despeinado”. Me miré en
el espejo. Al menos mis ojos seguían siendo del mismo azul, por lo demás
cualquiera habría dicho que se encontraba frente a Alexei River.
Escuché el timbre en la
planta de abajo y a mi novio felicitándoles las fiestas a mi madre y mi
hermana. Salí corriendo escaleras abajo. Allí estaba él con su abrigo marrón y
una preciosa azul marino. Siempre me había encantado la manera en la que
combinaba los colores.
Estaba llegando junto a él
cuando tropecé con una de las tablas sueltas del suelo, por suerte él estaba
allí para agarrarme. Mierda. Otra vez vuelvo a ser la damisela en apuros.
-
Hola Alexei – dijo entre risas - ¿estás bien?
-
Perfecto – atisbé colocándome la ropa - ¿Nos vamos?
-
Casi mejor si coges una chaqueta ¿no crees? Estamos a unos 3
grados bajo cero.
-
Sí. Claro.
Estas
situaciones eran muy comunes entre nosotros, yo creaba algún desastre natural y
él se reía y me ayudaba a solucionarlo.
El
mercado no pillaba muy lejos así que decidimos que podríamos ir caminando. Las
prisas no son nada buenas, había olvidado los guantes en casa. Él se dio cuenta
de ese detalle cuando me vio refrotarme una mano contra la otra para que
entrasen en calor. Lo que venía después sí que no lo esperaba para nada. Samuel
agarró con su mano derecha la mía izquierda.
-
Puedes meter tu otra mano en el bolsillo y yo me encargaré
de calentar esta. Así no tendrás frío.
-
Gracias.
Después
de toda la mañana por ahí compramos el pavo que me había ordenado mi madre y él
compró algunos adornos para su casa desde guirnaldas de distintas colores,
muérdago, lucecitas de colores hasta bolitas para decorar el árbol. Las luces
eran muy curiosas tenían la forma de racimos de uvas. Me invitó a pasar la
tarde en su casa para que pudiese ayudarlos a él y a su madre a decorar. Con
todo lo que había pasado casi se me olvida proponerle que viniese a cenar a mi
casa por Nochebuena. Como un rayo de
esperanza, me dijo que sí que le encantaría porque además su madre no podría
estar en casa ese día y él habría tenido que pasarlo solo.
La
tarde en su casa fue absolutamente genial. Al contrario que en la mía que solo nos
limitábamos a decorar, su madre tenía un disco recopilatorio con las mejores
canciones de navidad de los últimos cincuenta años. Podía reconocer algunas.
Extraordinary Merry Christmas, My favorite things o el gran clásico O Holy
Night.
Al
ritmo de la voz de Mariah Carey y su All I want for christmas is you acabamos
de montar el árbol de navidad mientras su madre ponía las últimas cintas por
los cuadrados. Usó una dorada para rodear la foto de Sam con su padre, como si
fuese una especie de corona. Samuel se subió a un pequeño banquito para llegar
a lo alto del árbol a colocar la estrella. En esos momentos le hubiese dicho
que a aquel árbol no le hacía falta una estrella porque en ya había una en la
casa que lo iluminaba pero tampoco quería ser excesivamente cursi.
Ya
no quedaba nada. Todo estaba preparado para recibir la navidad dos días
después.
-
Bueno, ya hemos terminado creo que es hora de sacar el disco
del reproductor.
-
No, espera mamá. Aún le queda una canción y es la preferida
de Alex de navidad.
Los
primeros acordes de Last Christmas empezaron a sonar con suavidad.
-
Es verdad, me encanta esta canción es de Wham – fijé mi
mirada en los ojos de Sam - ¿Pero cómo lo has sabido?
-
Lo mencionaste un día. ¿Recuerdas?
Para
mi sorpresa del lado de uno de los sillones de su casa cogió la guitarra, se
sentó en la banqueta que usó para llegar a lo alto del árbol y empezó a tocar
la canción. Estaba tan encandilado que apenas me había dado cuenta de que me
estaba haciendo signos para que yo cantase la letra de la canción. Por norma
general, yo escribo, y es él quién se
dedica a tocar la guitarra y cantar. Su voz se asemeja a la de un ángel la mía
es más bien como la de una señora que acaba de pisar la caca de un perro en
medio de la calle.
A
pesar de eso canté todas y cada una de las palabras de la canción, porque
obviamente me la sabía enterita. Mientras cantaba no dejaba de rodear una y
otra vez a Samuel y mirarlo. Cuando la canción acabó, dejó su guitarra en el
mismo sitio de donde la había cogido y aplaudió además de hacer ciertos vítores
como si se tratase de un escenario repleto de público.
-
Que idiota eres. Pero eres mi idiota y te quiero.
Me
puse detrás de él y me tiré encima mientras él me agarraba de las piernas justo
por debajo de los glúteos. Bajé mi cabeza y le di un beso en el cuello.
Agarrado me llevó hasta el lugar debajo de la lámpara que colgaba del techo de
su sala de estar y lo iluminaba todo. Me obligó a bajar y ponerme frente a él.
Me agarró de las manos y clavó sus ojos en los míos, entonces dirigió la mirada
ligeramente hacia arriba. De una de las ramificaciones de la lámpara colgaban
unas hojas de muérdago.
-
Sé cuánto te gusta seguir las tradiciones.
-
Sabes que la tradición es que el muérdago esté en la puerta
y no colgando de la lámpara ¿verdad?
-
Bésame y cierra el pico.
No
pude resistirme a su orden y allí bajo la luz de la lámpara nuestros labios se
juntaron. No quería que nadie me quitase aquel sentimiento. Nunca.
Cuando
empezó a caer la noche decidimos quedar con Samantha para ir a ver la plaza del
pueblo que estaba preciosa e ir a la pista de patinaje. Maldita la hora en que
a los dos se les ocurrió la idea. Soy nefasto para patinar. Me caí tantas veces
que hasta el receptor que da los patines se estaba partiendo de risa cada vez
que me caía.
Creo
que se dejó de reír en el momento en que Samuel me agarró de la mano para que patinásemos
juntos y le eché una mirada asesina. Lo único bueno que salió de aquello fue la
foto que Samantha nos hizo a Samuel y a mí besándonos en medio de la pista,
foto que ahora uso con salvapantallas en el móvil.
Acompañamos
a Sammy a su casa y yo dejé a Samuel en la suya. Al día siguiente era
Nochebuena y tenía que descansar.
Al
despertar podía oler el pavo y los demás platos que mi madre estaba preparando
para esa noche. No sé como sabría pero olía delicioso.
Llegó
la hora de la cena. Samuel había llegado cinco minutos antes de lo que habíamos
quedado. Él siempre tan precavido. Llevaba una camisa de cuadros azul y blanca,
una corbata de color cobalto y un blazzer azul marino. Estaba precioso.
Estábamos
Valerie, Samuel y yo, los tres sentados en la mesa esperando a que mamá trajese
el pavo. Aunque no sabía si después de todo lo que habíamos comido ya me
entraría algo más.
-
¿Mamá estás bien? – dije al verla sollozar con la bandeja en
la mano.
-
Sí, estoy bien. Es solo que es la primera Nochebuena en
muchos años sin tu padre.
-
¿Lo sigues queriendo verdad?
-
Alexei no puedes hacerme esto – el comedor se quedó en
silencio durante un rato. Samuel abrió la boca para decirme algo pero decidió
dejar a mi madre continuar -. Claro que sigo queriendo a tu padre. Le he
invitado a cenar, ya que con el pavo que compraste había comida suficiente.
Pero se ha negado a venir si estabas tú. Y más si estaba él – sus ojos se
fijaron en Samuel cuando dijo la última frase.
-
Creo que será mejor que me vaya – exclamó Samuel dejando la
servilleta con fuerza encima de la mesa.
-
No, Samuel no es por ti.
-
Siento haberle causado molestias señora River.
-
Samuel espera – salí corriendo tras él gritando su nombre.
-
Lo siento Samuel, no se lo tengas en cuenta – le besé.
-
Samuel, Alexei – gritó mi madre desde el umbral de la puerta -. Volved dentro.
Mi
madre se disculpó con ambos y finalmente acabamos con la cena todos juntos.
Cuando la hora nos fuimos a dormir. Yo dormía en mi cama con Samuel. Y no, no
hicimos nada, pues me daba reparo con mi madre y mi hermana en casa.
Al
despertar le entregué el collar de cuero que le había comprado por navidad. Él
a mí me había comprado una pulsera. Pareciera como si lo hubiésemos hecho adrede
porque íbamos conjuntados.
Durante
la semana aprovechamos al máximo los momentos para estar juntos y antes de que
me diese cuenta ya había llegado el día de Nochevieja.
Ya tenía elegido lo que
me pondría aquel día. Camisa negra, blazzer negro con el ribete rojo, una preciosa
corbata color burdeos.
Fue
su madre quién me abrió la puerta de su casa.
-
Buenas noches, señora Corshion.
-
Buenas noches, Alexei. Qué guapo estás.
-
Gracias.
-
Hola, cariño – se aproximó con cuidado y me besó con
suavidad.
-
Bien, vamos a cenar antes de que se enfríe.
La
madre de Samuel cocinaba mejor de lo que pudiera haberme imaginado. La cena fue
genial. Hablamos de todo, los estudios, nuestro futuro como pareja, si
pensábamos tener hijos o llegar a casarnos… Veía tan lejos todo aquello que no quería
siquiera imaginármelo.
Después
de las uvas los tres agarramos nuestra copa de champagne y nos felicitamos el
año con besos y abrazos. Samuel volvió a llenar mi copa y la suya y me hizo
chocarlas de nuevo.
-
Por un 2014 contigo Alex – dijo.
-
Por toda una vida a tu lado Samuel – le corregí.
No
era muy tarde cuando nos fuimos a la cama, pues preferimos quedarnos viendo en
la tele una de esas galas especiales de Nochevieja, pero eran más de las 11
cuando nos despertamos.
-
¿Cuándo decías que volvías a Oxford?
-
En dos días.
-
Entonces habrá que aprovechar – apoyó su mano en el colchón
que se hundió de la fuerza y me besó.
A
nuestro lado sonó un pitidito. Miré el reloj. Las 11:11.
-
Puedes llamarme idiota pero siempre pido un deseo el primer
día del año a las 11:11. Así que… Make a wish Alexei.
-
No necesito pedir un deseo ya tengo todo lo que quiero.
-
Está bien.
Él
cerró los ojos y nos mantuvimos en silencio durante unos segundos, hasta que el
reloj cambió a las 11:12.
-
Y ahora, aprovechando que mi madre no está tú y yo podríamos…
-
No me digas que ese es el deseo que pediste.
-
Ni por asomo – dijo sacándome la camiseta.
Sus
fríos labios empezaron a besar mi torso desnudo. Me abandoné a la suavidad de sus
labios y me dejé llevar por la pasión.
No
se me ocurría mejor manera de empezar el año.
domingo, 21 de diciembre de 2014
Reflexión 3: ¡Corre!
Corre hasta que puedas volar
¡Correr! ¡Saltar!
¡Volar! Estas pueden parecer acciones contradictorias pero siempre una lleva a
la otra. Porque no, volar no es imposible. Todo se puede hacer si tenemos la
voluntad suficiente para llegar a ello.
¿Quién nos diría que
hacer algo tan primario como correr, una acción que realizamos a diario todas
las personas humanas, puede hacernos sentir una de las mayores felicidades del
mundo? Realmente no es algo tan primario como parece.
El otro día iba
caminando por la calle, como suelo hacer a diario al menos tres o cuatro veces
a la semana. Me encanta sentir la brisa matutina en mi cara, el frío que
paraliza hasta el último centímetro de los dedos de mis manos, el vaho
materializándose en el vacío al abrir la boca, las gotas de sudor que resbalan
por mi pelo, esa sensación que te congela todo el cuerpo y que hace que hasta
lleguen a dolerte extremidades que ni siquiera sabía que tenía. Podéis pensar
que estoy loco por salir a la calle en pleno invierno a las nueve de la mañana,
pero necesito esos paseos, esas caminatas.
Habitualmente es el
mismo camino el que sigo, pero de vez en cuando decido tirar por otro lado y
recordarme esa frase que hace poco escuché y tanto me marco de los labios de
Ruth Lorenzo “no siempre el camino recto es el más directo” y no siempre es el
más fácil aunque aparentemente y en primera instancia lo parezca.
Cuando llegas a una
bifurcación debes tomar una decisión muy importante. Muchos pensarán “¡Qué más da
un camino que otro!”. Lo que pocos se plantean es que al final de uno de ellos
te esté esperando la parca de la muerte con su guadaña con la que se dedica a
sesgar vidas inocentes, de lo que ya hablaremos en un futuro porque es un tema
que siempre me ha tocado la fibra sensible, y en otro puede estar esperándote
el más inminente éxito, tu sueño, el amor de tu vida, o ¿por qué no? Tu
destino.
Un viejo refrán dice “todos
los caminos llevan a Roma”, pero si esto resultase ser verdad… ¿Cómo se
consigue escapar de Roma? Solo se me ocurre una respuesta. Volando. Volar es la
respuesta a todo.
¿Quién no ha querido
nunca ser un pájaro y volar batiendo unas pequeñas alas, ya sean blancas,
negras, moteadas de colores, o doradas como las del ave fénix? Solo hay que
creer para volar como ellos, extender nuestras alas, alzar el vuelo y
conquistar el cielo con nuestros sueños.
Sentir el viento azotándonos
en nuestra cara, y ver que él solo es capaz de zarandear las hojas y ramas de
cientos, e incluso miles de árboles de una sola vez. Ese es el momento. El
momento en el que has de dejar de caminar para echar a correr, para saltar,
para volar.
Correr nos activa. No
podemos dejar que el miedo nos bloquee. Tenemos que ganar la batalla contra
este y conseguir el efecto rebote. El miedo no me bloquea, me activa. Hay quien
pensará que correr es algo que solo hacen los cobardes, que huyen de esos
miedos intentando encontrar un nuevo paraíso en el que ese miedo quede reducido
a cenizas. Tener miedo no es de cobardes, es de humanos. Además de que no solo
se corre por miedo. Corremos cuando no llegamos a tiempo a un lugar, cuando
perseguimos nuestros sueños, o por simple gusto.
Corriendo, y haciendo
deporte sin más, conseguimos eyacular una gran cantidad de endorfinas (la
hormona de la felicidad) y expulsamos adrenalina. Es muy cómodo pasarse el día
sentando en el sofá mirando la televisión, pero no hay nada como poder sentir
tu cuerpo chorreando adrenalina y tu corazón latiendo a mil por hora, porque
necesitas un giro.
Correr puede ayudarte a
superar las adversidades. No son pocas las escenas de películas en la que uno
de los protagonistas sale corriendo cuando escucha algo que no quería escuchar
y necesita escapar de ese lugar. Cuanto antes lo consiga mejor. Y eso es lo que
yo sentía el otro día.
Habitualmente mis paseos
no superan esa categoría del paseo, suelo ir tranquilo, con mi música,
deleitándome con la belleza de cada gota de agua del río, cada piedra que hay
en la calle, cada trozo de arena, cada hoja repleta de vida y color, cada olor,
cada sensación… porque he aprendido a vislumbrar las bellezas en las cosas que para otras personas no son más que el
objeto más común del mundo. Mientras el 90% de las personas no ve más que un
conjunto de árboles iguales, yo soy capaz de pararme frente a cada uno de ellos
y encontrar las diferencias entre unos y otros. El color de sus hojas, el
grosor de su tronco, el número de sus ramas… Incluso las piedras. Cuando
percibes la belleza en algo tan nimio como una simple piedra sabes que eres
diferente a los demás, que no estás en este mundo por casualidad y que eres un
alma especial. Ni siquiera el viento puede atrapar un alma tan pura como la
mía.
Sin embargo, el otro
día necesitaba huir y escapar de todo. Fue entonces cuando mis lentos pasos
empezaron a acelerarse junto al ritmo de mi corazón, mis brazos se movían a la
velocidad del viento y la belleza del paisaje que me rodeaba se transformó en
una mixtura de colores que no me permitía ver con claridad que era lo que había
frente a mí y mucho menos a los lados. Si yo fuese mis propios ojos haría el
mayor de los esfuerzos por no parpadear nunca. Diréis “este tío está
jodidamente chalado de la cabeza”. Pero pensadlo, dos segundos solo. Si
mantenemos nuestros ojos cerrados podemos perdernos un mundo maravilloso que se
encuentra frente a nosotros. Dicen que las cosas buenas llevan su tiempo pero
las cosas realmente maravillosas ocurren en un abrir y cerrar de ojos. ¿Y si
cada vez que parpadeo, en esa décima de microsegundo que dura un parpadeo, me
he perdido algo alucinante?
Nunca antes había
corrido, no sintiendo eso al menos. Me sentía capaz de cualquier cosa hasta de
saltar distancias gigantes, estaba desafiando a la velocidad de la luz, la
velocidad a la que transcurre nuestra vida, la velocidad de un sueño, y nadie
podía pararme, ni siquiera con el impacto de una bala sobre mi pecho habrían
logrado detenerme. Estaba decidido a escapar de allí. Llegar al final de mi camino,
y lograr mi objetivo, mi sueño. Algo dentro de mí se había activado.
¿Qué más darían los
obstáculos que se impusiesen en mi camino? Era una bala de cañón decidido a
arrasar con todo lo que hubiese a mi paso. Si me caía, sería entonces cuando volase por primera vez,
alzándome desde el suelo al igual que un fénix renace de sus propias cenizas
después de morir.
Seguí corriendo dejando
atrás el sonido de la ciudad, el paisaje, y huyendo de todo. Necesitaba acabar
con todo. Mi corazón estaba completamente acelerado. De repente algo a lo lejos
me hizo bajar el ritmo y calmarme. Un sonido. El sonido del agua brotando con
fuerza. Frené en seco. Me encontraba ante la cosa más maravillosa que había
visto nunca. Una cascada. El ritmo del agua bajando con fuerza era igual al de
mi corazón, pero ahí donde el agua terminaba de caer, era el lugar más plácido
del mundo al igual que mi corazón cuando está en calma.
Allí lo entendí todo. En
la calma del relajante sonido del agua cayendo a borbotones ¡Correr! ¡Saltar!
¡Volar! No corremos simplemente para huir del mundo, corremos por conseguir lo
que queremos porque correr nos hace fuertes. No hace falta tener alas
literalmente para volar. Solamente necesitas la voluntad necesaria para acabar
con todo y triunfar. Fuerza y coraje. Imponerte a aquellos que se meten contigo
y quieren hacerte caer, demostrarles que siempre has sido mucho más fuerte que ellos.
Ese es el momento en que, si bien no físicamente, estarás volando, alzando el vuelo y batiendo
tus alas.
Sube al borde del
abismo, ponte al borde del acantilado, siente el sonido del agua de esa cascada
cayendo con fuerza. Recuerda no cerrar los ojos, para no perderte nada maravilloso,
respira hondo, échate hacia atrás, corre hacia delante y salta. Justo antes de
rozar el agua, expandirás tus alas y estarás volando. Volando por tus sueños.
Volando por tu vida. Volando…Por ti.
viernes, 31 de octubre de 2014
Reflexión 2: No lo sueñes.
Aquí está la segunda entrega de estas reflexiones. Espero que lo disfrutéis
No lo sueñes
A veces pienso que los sueños son lo que nos mueven. Nos
hacen ser quienes nosotros somos. Nos motivan. En este largo camino que
gustamos en llamar vida, todo son sueños, sueños que perseguimos a lo largo de
ésta, con la intención de alcanzar nuestro destino, nuestra felicidad. Seguimos
el camino sin descanso, hasta llegar al final del túnel. A nuestro paraíso
soñado.
Bien es verdad que no podemos dejar envolver completamente
por los sueños. Como J.K. Rowling escribió una vez “Is not good to dwell on
dreams and forget to live”, esto es, “No conviene deleitarse en los sueños y
olvidarse de vivir”. Si solo pensamos en lo que puede ser en un futuro y no nos
centramos en lo que está siendo ahora perderemos nuestra vida. Está bien que
tengamos sueños, obviamente, y esperar a que todos ellos se cumplan, aunque
resulte una locura puede motivarnos con creces a seguir adelante. Pero nunca
dejéis que no os permitan vivir. Y sí, no hay nada imposible. Pero algunos
sueños, por más que queramos resultan inalcanzables a las posibilidades
humanas. Diréis “aclárate chaval, te contradices a ti mismo”. Es una forma de
verlo. Yo tengo la mía, y es bastante más distinta. Soy el primero que tiene
una larga lista de sueños y me gustaría cumplir la gran mayoría de ellos antes
de que esta aventura acabe para mí. Por aventura me estoy refiriendo a la vida,
por si alguno no lo había acabado de captar.
Luchad por vuestros sueños, pero nunca, nunca os obcequéis
tanto en una cosa que dejéis todo lo demás atrás.
Para seguir con mi reflexión he de dejaros por aquí alguna
cita de un gran hombre, uno de los grandes, un sabio, su nombre: Walter Elias.
Quizá si os digo este nombre os sonará a chino mandarino, o pensaréis hay mil
un hombres llamados Walter en el mundo. ¿Qué tal si os digo cuál era su
apellido? Disney. Walter Elias Disney. Más conocido por todo el mundo como
“Walt Disney”. Este hombre, aparte de fundar junto a su hermano Roy, la
compañía Walt Disney Productions, y ser un renombrado productor, director, guionista
y animador estadounidense, era uno de los hombres más sabios que ha poblado
este mundo y nos ha dejado frases tan célebres como:
“El valor de la
fuerza de voluntad, abre caminos”.
Nada viene a nosotros porque sí. Todo tiene su razón de ser.
Y lo que no va a llegar a nosotros sin que pongamos un poco de empeño en ello
es el hecho de ver nuestros sueños cumplidos. Como el otro día escribí, no
importa los muros que se nos pongan en frente, hay que derribarlos. No importa
si no hay un camino. ¿No existe? Entonces, crea el tuyo propio y síguelo. Pero,
lo más importante. Usa el corazón. Escúchalo siempre. Él te guiará. No hay
fallo en las acciones del corazón, a pesar de que la mayoría de las personas
crean lo contrario. Nada existe más hermoso, que los hechos llevados a cabo por
el corazón. Sigue su camino y nunca te rindas. Aprovechando que la cita es de
Walt Disney utilizaré otra cita que me encanta de una de las películas de dicha
compañía. El ya conocido clásico Hércules,
hay una escena en que Zeus le dice a su hijo Hércules “A un héroe verdadero no
se le mide por la magnitud de su fuerza, sino por la fuerza de su corazón”.
Nunca cejéis en el empeño hasta conseguirlo, pues será entonces, cuando,
conseguida o no la meta, os habréis convertido en verdaderos héroes.
En infinidad de ocasiones es mucho más fácil dejarlo de
lado, darse por vencido demasiado pronto porque “no somos capaces”. Solamente
ponle ganas y conseguirás alcanzarlo.
“Piensa, sueña, cree
y atrévete”.
Siempre, siempre, sin lugar a dudas hay que hacer gala de
ese don que solo el ser humano tiene capacidad de llevar a cabo, aunque a veces
creo que deberían darme esto por escrito porque… El pensamiento. No podemos
actuar, no podemos hablar sin pensar antes en las futuras, o quizá inmediatas
consecuencias que eso va a tener. Y sí, es una pena pero una gran cantidad de
personas no suelen hacer uso de esta facultad que poseemos. Una verdadera
lástima. Igual, son felices en su mundo de “lo que he dicho es lo mejor” “lo
que hago es lo mejor, y el que diga lo contrario me puede comer los *****”. Esa
forma de pensar, si se puede realmente denominar así me da mucha, mucha pena.
Sueña. Siempre. Los sueños nos motivan. Son nuestra razón de ser. Lo que nos
ayuda a seguir adelante. Otras dos películas pueden ayudarme aquí. Una de las
secuencias iniciales de la película de animación Cenicienta muestra a esta joven en su cama, cantando una preciosa
canción a la par que sus amigos los ratoncitos, pájaros y demás criaturas del
bosque le ayudaban en sus labores. Esta canción dice en su versión original en
inglés “A dream is a wish your heart makes” que traducido sería algo así como
“Un sueño es un deseo creado por el corazón” y en la versión doblada al
castellano y ya remasterizada dice “Soñar es viajar a un mundo, al que anhelas
ir. En él todos tus deseos, sin duda se pueden cumplir”. Quizá sea mejor la
traducción de la versión original. ¿Recordáis lo que os he dicho hace un rato
sobre el corazón? ¿Y la traducción de la
letra original? Un sueño es un deseo creado por el corazón. ¿Hay algo más
bonito que lo que hace el corazón? Otra de las frases que la joven dice en esta
secuencia es “Hay algo que nadie me puede prohibir. Que deje de soñar”. Una
verdad universal.
Cree. Nunca podremos alcanzar algo en lo que no creemos. No
quiero caer en tópicos pero ¿no es verdad que al creer en algo, eso lo hace más
real? Sería un poco como las energías positivas del universo de las que se
habla en The Secret escrito por
Rhonda Byrne que dice que cuanto más deseamos algo, cuanta más fuerza empleamos
para atraer una cosa, esa se aparece ante nosotros con mayor facilidad. Para
esto, me rememoraré a mi más tierna infancia, y la que era una de mis películas
favoritas por aquel entonces Peter Pan, se
necesitaba fe, confianza y polvo de hadas para poder alzar el vuelo. Pero
claramente la más importante de todas es la confianza. El valor. Si no te crees
capaz entonces fallarás en tu intento. Una vez que la confianza se ha hecho
fuerte, atreverse es un simple juego de niños.
“Pregúntate si lo que
estás haciendo hoy, te llevará a donde quieras llegar mañana”. “Una persona
debe fijar sus objetivos cuanto antes y dedicar toda su energía y su talento en
ellos”.
Por supuesto, esto nunca puede faltar. Si estás haciendo
algo con tu vida que no te servirá de nada para el mañana. Levanta tus manos,
deja lo que estás haciendo y empieza a actuar. Pero actuar de verdad. ¿De qué
sirve estar empleando vuestro tiempo en algo que no os va a dar ninguna
satisfacción? No con esto quiero ser un incentivo para que algunos niños dejen
sus estudios, quiero decir, ¿quién no ha pensado más de una vez “esta
asignatura no me va a servir para nada en lo que estoy haciendo”? No tengáis
esta forma de pensar. Siempre hay cabida para el conocimiento. Saber, aprender
toda una variedad de cosas de diversos temas es algo extremadamente
enriquecedor. No así, cuando ya eres un adulto joven, que nos llaman, ahora y
sientes que la carrera que has elegido no es lo que realmente quieres para ti.
Ni se os ocurra, jamás de los jamases, elegir un grado porque alguien os lo
diga. Y nunca dejéis que nadie os pise. ¿Queréis ser cantantes, actores,
escritores…? Lo que sea…Que nadie os diga que no lo lograréis y cuando no
hagáis más que escuchar la frase “¿Quieres ser cantante? Ja. Las posibilidades
son de una entre un millón”. No os amedrentréis. Usad todo el valor que haya en vuestras
carnes y en vez de rendiros decir: “Puede que las posibilidades sean de una
entre un millón, pero ¿sabéis qué? Yo voy a ser esa una”.
Nadie dijo que el camino fuese fácil y, obviamente, no lo
vas a conseguir a la primera. Pero lucha con todo lo que tengas. Llega hasta el
límite de tus capacidades. J.K. Rowling le mandó el primer borrador de Harry
Potter a más de cuatro y más de cinco editoriales antes de que una de ellas, el
sello Bloomsbury decidiese publicárselo por fin. De hecho, su por aquel
entonces agente Christopher Little, con el que tengo el honor de compartir mi
nombre, le dijo a la que por entonces aún era Joanne Rowling “los libros para
niños no dan dinero”. ¿Sabéis que contestó ella? “Yo no quiero ganar dinero. Yo
quiero ser escritora”. Deberíamos tomar esto como una gran referencia, además
de que es irónico ¿no? Le dijeron que los libros infantiles no dan dinero; diez
años después se convertiría en la primera autora de libros billonaria. Si os
interesa más el tema Rowling os recomiendo la película J.K.Rowling: Magic Beyond Words basado en la biografía de la
autora.
¿No os convence este ejemplo? Taylor Swift. Este nombre
ahora es mundialmente conocido. Su último disco 1989 ha salido al mercado hace
menos de una semana y ya lidera todas las listas de los más vendidos. Cuenta en
su poder con 8 Grammys y 15 premios Billboard Music Awards. Muchos pensaréis, es fácil siendo rubia,
teniendo ese cuerpo y esa preciosa voz. Lo que quizá muchos no saben es que
durante tres o cuatro años la jovencita Taylor Swift cuyo nombre era totalmente
desconocido se pateó las calles de mil y un países, fue discográfica tras discográfica
mostrando sus trabajos, hasta que por fin una le dio el positivo. Quería ser
cantante a toda costa. Y lo ha conseguido, con creces además. Si se hubiese
rendido ante la negativa de las tres primeras discográficas, posiblemente no
haría más que cantar en los karaokes de su ciudad, pero se ha convertido en una
estrella.
El esfuerzo lo puede todo.
“Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”.
Sobran las palabras. Al menos así lo creo yo. Tengo una
historia muy curiosa con esta frase. Hace tiempo quería darle un nuevo aspecto
a mi perfil de instagram y pensé una frase que me definiese, por como soy, mi
manera de actuar y pensar. ¿Sabéis que frase apareció en mi cabeza? Si puedes
soñarlo, puedes lograrlo. Posiblemente ya la hubiese leído con anterioridad y
por eso me salió tan fácilmente, pero en principio pensé que la frase era mía y
me sentí bastante orgulloso de mí mismo. En este momento, y volviendo a hacer
referencia a lo de antes, me sentí un poco como Rowling. Esto tiene su
explicación. Cuando ella pensó en el nombre del colegio al que iría el que se
convertiría en el niño mago más famoso, por su cabeza apareció la palabra Hogwarts, se sintió por un momento la
reina del mundo al haber encontrado un nombre que tanto le gustaba. Cuán fue su
decepción cuando descubrió que Hogwarts es el nombre de una planta que leyó
cuando estuvo en un jardín botánico, o un museo natural o algo de eso. El caso,
durante un momento pensé que era mía incluso pensé ciertas variaciones para ver
cuál de todas quedaba mejor. “Si puedes soñarlo, puedes lograrlo” “Si puedes
soñarlo, puedes alcanzarlo”. Algo en mi cabeza me decía… “Esto no es tuyo”. Así
que efectivamente googleé la frase y fue dicha con anterioridad por nuestro
amigo Walter.
En resumen, si puedes soñarlo ¿por qué no podrás hacerlo?
Solamente necesitas valor y fuerza. Son los dos pilares para conseguir el
éxito. Nuestros sueños.
“Todos nuestros
sueños pueden convertirse en realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”.
Volved al anterior post y encontrareis algo parecido. Algo
que tenía que ver con la ambición de uno mismo y la posibilidad de cambiar el
mundo si poseíamos la cantidad suficiente de la cualidad anteriormente
mencionado. No podemos soñar con tocar la luna y no poner nuestro esfuerzo en
conseguir un cohete y un traje especializado para llegar al espacio. ¿Quieres
tocar la luna? ¡Entonces, despierta! La luna no va a venir a ti para que puedas
tocarla. Has de ser tú quién vaya a tocar la luna. Valentía y voluntad. Coraje
y fuerza.
“No duermas para
descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse”.
Realmente yo sufro con esto, porque siempre que sueño cosas
muy grandes o realmente motivadoras… Tengo la noción de haberlo soñado, pero no
soy capaz de recordar lo que ocurría en ellos. Creo que tiene que ver con la
fase rem del sueño. No soy muy erudito en el tema de la onirología, que para
aquellos que no lo sepan es el estudio de los sueños, en su nombre técnico y
originario del antiguo griego. Por otro lado, siempre que tengo sueños en los
que me pasa algo horrible soy capaz de recordar todos y cada uno de los
detalles de la escena. Si alguien puede explicarme este fenómeno, se lo
agradecería de verdad.
El caso es, en sueños, cuando estás dormido pierdes todas
las angustias y cualquier cosa que desees se puede realizar. Ese momento de
felicidad que sentimos al despertar de un bonito sueño. Es indescriptible. La
felicidad más absoluta porque por un momento has alcanzado tu sueño. ¿Os
imagináis lo que se debe sentir al hacerlos realidad? Nunca lo descubriremos si
no nos levantamos de la cama.
“Si tienes un sueño y
crees en el, corres el riesgo de que se convierta en realidad”.
Los diamantes surgen a través de la presión. Hay que
presionarse a uno mismo por alcanzarlo. Mirar hacia delante y ver la luz de un
semáforo. Este semáforo, no obstante, tiene una especialidad. Su luz siempre
está en verde. Camina. No veas nunca la luz roja, solo ve la verde que te dice
“Ve a por ello”. No tengas miedo.
Toda acción conlleva un riesgo o unas consecuencias, si crees
ciegamente en esa meta, hay una alta probabilidad de que se cumpla. Estás
corriendo el riesgo de que se cumpla. ¿Quieres llegar al final del camino? Eso
solo depende de ti. Sólo una pequeña reflexión más ¿qué es la vida sin una
pizca de riesgo? En mi opinión sería monótona y aburrida.
“La forma de empezar
es dejar de hablar y empezar a hacerlo”
¿De qué sirve decir “mi
sueño es poder ir algún día a Nueva York” si no empiezas a hacer algo para
lograrlo? Actuemos. Cada paso que damos
hacia delante es un paso menos que nos falta para alcanzar la tan esperada meta.
Pero hay que dar esos pasos. Si no los damos no llegaremos ni siquiera a
rozarlos.
“Aprendí que lo
difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir”
Creo que a lo largo de mis palabras ha quedado lo
suficientemente clara esta declaración. La cima, la meta, está allí y no es
difícil llegar a ella si ponemos nuestro corazón en lograrlo. Siempre hemos de
dar lo mejor de nosotros. Sin embargo, necesitamos de una gran voluntad, y
mucha más aún fuerza y confianza para no rendirnos cuando el primer obstáculo
aparezca frente a nosotros. Hay que perseverar. La perseverancia es la clave de
todo. Hay que recordar, no obstante, que nuestro camino es una escalada hacia
arriba. Cuando venga una poderosa ráfaga de aire, o se avecine la tormenta
puede que caigamos unos cuantos metros. Amarrémonos a lo que podamos. Clavemos
nuestras uñas en el asfalto y sigamos escalando. Con confianza, nada nos puede
parar.
“Hacer lo imposible
es una forma de diversión”
“Eso es imposible”. Esto es algo que nos dirán en infinidad
de ocasiones cuando expongamos nuestros sueños a otras personas. ¿Y no recae
ahí la verdadera diversión? ¿El verdadero riesgo? ¿Qué tiene de divertido algo
que sabemos que podemos conseguir sin el más mínimo esfuerzo? Con lo divertido
que es embarcarse en una nueva aventura. Y cada camino por alcanzar cada uno de
esos sueños es una aventura diferente. No solo hay porque encontrarse con la
felicidad al final del túnel. La diversión del camino es algo que no podemos
dejar de lado. Alcancemos lo imposible. Porque… No hay imposibles, solo hay
improbables. Pero, “yo quiero ser esa una”.
“Caminamos hacia el
futuro, abriendo nuevas puertas y haciendo nuevas cosas, porque somos curiosos…
y la curiosidad sigue conduciéndonos por nuevos caminos.
No cabe duda alguna de que este hombre era un gran sabio.
Sabía de la vida cosas que muchos de los demás mortales no tenemos ni idea. Es
impresionante como todo esto puede salir de una sola persona. La curiosidad nos
conduce por nuevos caminos. Antes dijimos que si no existe el camino habríamos
de crear el nuestro propio. ¿Y no es a esto a lo que hace referencia el señor
Disney? Seamos curiosos. Creamos. Soñemos. En definitiva, vivamos.
Es por eso que quería, no, más bien necesitaba escribir
esto. Mi lista de sueños es muy, muy larga y algunos han quedado en el tintero
hace tiempo. No porque crea que son imposibles de alcanzar, sino por el simple
hecho de que las personas cambian y con ellas sus preferencias. A algunos pueden
pareceros infantiles algunas de las referencias, pero si por un solo dejásemos
de prejuzgar y pensásemos un poco… Acabaré con una última referencia pueril. La
abuela Sauce en la película de Pocahontas cantaba “Abre el corazón y lo
entenderás”. Abrámoslo. Dejad que los sueños os llenen, os envuelvan porque "en los sueños encontramos un mundo enteramente nuestro"
Hubo un tiempo en que
mi gran sueño fue poder convertirme en cantante, pero gran error por mi parte,
fue no intentarlo jamás. ¿Sabéis cuál es ahora? Un piso en Londres, o Nueva
York. En una de esas dos grandes ciudades ejerceré a media jornada como un
reconocido periodista escribiendo ciertos artículos de opinión recurrentes en
un periódico. Porque mi verdadero sueño es viajar por todo el mundo y poder convertirme
en un escritor de éxito. No pararé hasta que vea mis libros expuestos tras el
escaparate de una librería. Hasta entonces el camino a recorrer es demasiado
largo y pienso recorrer cada milímetro centrando mi mente en ese sueño. Mis
pilares son: Valor, confianza,
perseverancia, fuerza y fe. Creo en mi capacidad de conocerlos. Sí solo uno
entre un millón llega a ser escritor de éxito. Si solo uno entre un millón
puede recorrer el mundo entero. Si solo uno entre un millón alcanza la
felicidad más absoluta. Yo lo tengo muy claro. Quiero ser ese uno. Y voy a
serlo.
El camino tiene un final. Los sueños no son imposibles. Es
por eso que te digo.
No lo sueñes, ¡vívelo! Y no olvides disfrutar de tu aventura
hasta que consigas verlos todos cumplidos.
¡Vívelo!
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