Después de 3 largos meses escribiendo y sonriendo todas las semanas, he conseguido llegar al final. Algunos lo odiaréis, otros lo amaréis pero no había vuelta de hoja, cuando esta historia apareció en mi mente lo primero que se reprodujo fue el final, lo demás vino después. A pasar de la frase "No empieces la casa por el tejado" yo lo hice de alguna manera, y estoy super orgulloso con el final. Espero que os guste.
Capítulo 16
Capítulo 16
Caminaba por un prado verde. Todo lo que se podía ver más
allá eran hectáreas y más hectáreas de césped de un verde cuál musgo, y en el
horizonte dónde todo parecía acabarse, allí brillaba la luz del sol. El verde
de la hierba estaba adornado por miles de colores más que proporcionaban las
flores. El rojo y negro de las amapolas, el blanco de las margaritas, el morado
de las violetas… Era como vivir en el paraíso. Sólo sin nadie que me molestase.
Me tumbé en el césped y miré al cielo. Era de un perfecto y puro azul. No había
ni una sola nube.
De repente, de la nada y sin que nadie lo esperase el
cielo se torno de un gris nada agradable. Las negras nubes de tormentas lo
cubrían todo, incluso las preciosas flor… ¿Qué había pasado? Lo que hacía menos
de 20 segundos era el prado más bonito que nunca hubiese visto ahora parecía un
triste páramo abandonado. El bonito césped se tornó en asqueroso y pegajoso
fango, las bellas flores se
transformaron en pequeños y feos hierbajos. Una voz áspera se oía en algún
lugar no muy lejano. Estaba diciendo algo pero era incapaz de aventurarme a
decir que era lo que aquella voz estaba susurrando. ¿Era que no quería
equivocarme? ¿O quizás era que tenía miedo de aceptar que era lo que aquella
voz decía? Sabía perfectamente lo que sabía. Era una palabra. Un nombre. Mi
nombre.
Alexei, decía. Era un susurro. Me levanté e intenté
empezar a correr. Y digo intentar porque mis pies se entorpecían con el fango
que lo cubría todo. No podía permitir que aquello, fuera lo que fuese, me atrapase.
Después de lo que me parecieron dos minutos corriendo una sombra se abalanzó
sobre mí. Venía a por mí. Iba a atraparme y no podía hacer nada. Me limité a
cerrar los ojos y esperar que todo acabase cuanto antes. Lo último que escuché
fue mi nombre y entonces…
-
Alex, despierta por favor.
Mis ojos se abrieron de forma lenta. Sentir la luz en
ellos de forma tan brusca me resultaba doloroso. ¿Dónde estaba? Dios no
recuerdo nada. Cuando pude abrir del todo mis globos oculares y vi las paredes
reconocí el lugar. Estaba en el hospital de Princeton. Tumbado en una camilla.
A mi alrededor había 4 personas. Mi madre, mi hermana, Samantha mi mejor amiga
y… Samuel, mi novio. Oh dios, ya lo recuerdo. Yo iba de camino a mi boda con
Samuel. Iba en el coche de mi madre con Bryan. Mi padre me llamó al teléfono en
un par de ocasiones y yo me negué a cogérselo. Bryan intentó que se lo cogiese,
pero no lo hice. Me disponía a hacerlo cuando un camión impactó contra el
coche. Por eso siento dolores en la espalda, y varias de las extremidades del
cuerpo. Mi cabeza estaba rodeada por una inmensa venda. Me dolía a rabiar. No
sé lo que sentirá una bomba cuando explota (vale, ya sé que las bombas no
sienten, es una metáfora) pero mi cabeza está a punto de sentirlo.
-
Alex, cariño
¿cómo estás? – dijo mi madre.
-
Bien, supongo.
-
Alex pensábamos que ibas a morir – las manos
de Sam me agarraron la cara y sus labios se acercaron suavemente a los míos –
Si te mueres me da algo.
-
Deberías descansar – exclamó Sammy -. Tienes
varias costillas rotas y un traumatismo craneoencefálico.
-
¿Qué pasa con la boda?
-
La boda da igual ahora Alexei. Lo único que
importa ahora es que tú estés bien.
-
¿Cuánto he estado durmiendo?
-
Unos 3 días – el médico que era un hombre de
unos 27 años, muy atractivo, por cierto, entró por la puerta – Ahora necesitas
descansar y estar unos cuant0s días en observación. Si quieres puede quedarse
uno de ellos, los demás deberán abandonar la sala.
Estuve pensando un poco de tiempo. De haber sido egoísta
habría elegido a Samuel, pero algo dentro de mí me lo impedía. Valerie ya era
lo suficiente mayor para quedarse en casa sola o podía quedarse a dormir en la
casa de Sammy. Por otro lado Sammy era mi mejor amiga, ya tendría tiempo de
hablar con ella, pero tenía que contarle a mi madre que había pasado en
realidad. Además de explicarle que su coche había quedado hecho un destrozo.
Cuando pregunté, antes de que el médico les hiciese abandonar la sala, por lo
que le había pasado a Bryan, Samantha se entristeció bastante pero resulta que
como el camión impactó en mi lado el apenas había sufrido daños. No obstante,
estaba en la habitación que estaba al lado de la mía y esa misma noche le daban
el alta.
Nos quedamos mi madre y yo solos en la habitación. Yo
seguía tumbado en la camilla de la habitación, mientras mi madre se hallaba en
el sillón-tumbona (cómo yo mismo lo había bautizado). Le conté la historia tal
y como había ocurrido. Lo que menos le preocupó fue el estado en el que había
quedado el coche, pues era bastante viejo. Estaba preocupada y creía que
debería haberle cogido el teléfono a mi padre. Seguro que querría algo
importante. Ella habló con él después del accidente. De hecho, fue mi padre el
que me trajo hasta el hospital. Mi padre me estaba llamando para pedirme perdón
y preguntarme si era demasiado tarde para ir a mi boda y darme un abrazo. Él estaba yendo al
juzgado cuando reconoció el coche de mi madre y fue testigo del accidente. Fue
corriendo pensando que algo le habría pasado a mi hermana, a mi madre, o
incluso a mí. Tras eso llamó a mi madre entre lágrimas y a una ambulancia. Fue
él el que vino conmigo en la ambulancia (y con Bryan por supuesto).
-
Si es verdad todo lo que me dices ¿por qué no
estaba aquí cuando me desperté?
-
Habría sido un gran shock para ti. Queríamos
que estuvieses tranquilo. Me ha prometido que mañana vendrá a verte; a pedirte
perdón y decirte que aprueba tu matrimonio con Samuel.
-
Si lo hubiese dicho antes, nada de esto
habría pasado. Ahora estaría en Barcelona de luna de miel y no en una puta
camilla de hospital – me estremecí en la camilla. Me dolía mucho. Y no podía
disfrutar de tiempo junto a Samuel -. Ya sé que él ahora lo aceptará ¿Y qué? A
lo mejor ahora soy yo el que no quiere hablarle. Ha pasado 4 años sin hablarme.
Ni siquiera sé como sigues hablándole tú.
-
Cariño…
-
Déjame.
-
Alexei…
-
Lo siento mamá. Me he pasado – le dije
mirándole a la cara. Sus ojos estaban llorosos.
-
Toma cariño, lo hemos traído, para ti – mi
madre sacó de su bolso mi cuaderno verde. My sweet lover -. Esto ha sido una
desgracia, pero creo que deberías contarla.
-
Claro – me llevé las manos a mi cuello. Lo
que estaban buscando mis dedos no estaba allí. ¿Dónde estaba mi bolígrafo? -.
Mamá ¿y mi bolígrafo?
-
Lo tiene tu padre. Mañana te lo dará.
Mientras mi madre iba y venía de un lado para otro yo
escribía con un boli que me dejó mi madre. Quería que todo quedase plasmado
allí. No podía aguantar los dolores. Pero no podía parar. Tenía que contarlo
todo. El problema fue cuando llegué al accidente. Apenas me acordaba de que
había pasado. Cómo fue exactamente. Pero lo intenté y lo terminé.
Dejé el cuaderno encima de una de las mesillas que había
al lado de la camilla. Le hice una seña a mi madre para decirle que ya iba a
irme a dormir. Me tapó con la sábana como cuando era pequeño y me dio un beso
en la frente. Ya estaba cerrando los ojos cuando escuché a mi madre decirme “Te
quiero”. A pesar de toda la medicina que me estaban enchufando no podía
aguantar los dolores. La cabeza me iba a explotar. Las costillas, las que
conservaba al menos, me dolían a rabiar. Oía la respiración pausada de mi
madre. Esa respiración de cuando dormía y que cuando era pequeño me calmaba
tanto. Yo, por el contrario, no me podía dormir. Necesitaba ver a Samuel. Salir
de esta habitación asquerosa y poder vivir mi vida. Tenía que casarme con
Samuel. Me desenchufé todos los aparatos que me tenían puestos y salí de mi
cama sigilosamente para ir al baño. No quería despertar ni preocupar a mi
madre. Cuando me volví a meter en la camilla, ni siquiera me tapé porque estaba
muerto de calor, y entre el calor y los dolores… Después de vueltas y vueltas y
vueltas conseguí quedarme dormido.
Cuando abrí los ojos, la habitación estaba llena de luz,
pero las lámparas que colgaban del techo estaban apagadas. Las persianas debían
estar subidas como a mí me gustaba. Mi madre había pensado en todo. Me giré
para agradecérselo pero en el silloncito no estaba sentada mi madre. Su pelo
rubio deslumbraba aún más con el brillo del sol y en sus ojos verdes podía ver
mi propio reflejo. Antes de que pudiese decir nada se acercó suavemente y sus
labios tocaron los míos. Fue un beso tierno, limpio y cortado.
-
¿Qué haces aquí?
-
¿A ti que te parece tontorrón? – su sonrisa
me parecía mucho más bonita de lo habitual, todo en él parecía nuevo,
diferente… Serían los delirios de la fiebre -. Le dije a tu madre que volviese
a casa a descansar. Necesitaba estar contigo. Y te tengo una sorpresita – seguí
su mirada con la mía y vi que allí tenía un pequeño teclado.
-
¿Qué…?
-
Chssttt – dijo llevándose un dedo al labio –
Te he escrito una canción en estos días. ¿Quieres oírla?
-
Por supuesto.
Sam se sentó frente al teclado y pasó sus dedos entre las
teclas. Era la cosa más bonita que había escuchado en el mundo. No podía
creerlo. Sabía que Samuel tocaba el piano de una manera algo inusual pero nunca
se me hubiese ocurrido que supiese componer. Además la letra era preciosa.
You can call me fantastic Mr.
Black
Give me a damn cigarette
Swallowing my regrets
With jack Daniels, on my breath
I need that therapy, that melody
I'm drowning in my sympathy
Doctor can you un-break me
Because I fell in love
Yes I fell in love
But wasn't good enough
For us
He's got that devil touch
That apocalyptic lust
I swear I'm not a sinner
I'm just beautifully broken
Now there's a darkness deep in me
I keep falling asleep
To these wicked dreams
Can't fight the darkness deep in me
It's where he likes to keep
Haunting my wicked dreams
You can call me fantastic Mr. Black
So cool, now there's nothing left
but an empty soul
everything is so bitter cold
I need a doctor please
No I can't sleep
He's the monster, but he's my king
Broken halo on a comatose me
Give me a damn cigarette
Swallowing my regrets
With jack Daniels, on my breath
I need that therapy, that melody
I'm drowning in my sympathy
Doctor can you un-break me
Because I fell in love
Yes I fell in love
But wasn't good enough
For us
He's got that devil touch
That apocalyptic lust
I swear I'm not a sinner
I'm just beautifully broken
Now there's a darkness deep in me
I keep falling asleep
To these wicked dreams
Can't fight the darkness deep in me
It's where he likes to keep
Haunting my wicked dreams
You can call me fantastic Mr. Black
So cool, now there's nothing left
but an empty soul
everything is so bitter cold
I need a doctor please
No I can't sleep
He's the monster, but he's my king
Broken halo on a comatose me
Now
there's a darkness deep in me
I keep falling asleep
To these wicked dreams
Can't fight the darkness deep in me
It's where he likes to keep
Haunting my wicked dreams
He sings
Unbury me
Unbury me
he sings
Unbury me
Unbury me
I can't fight the darkness
Can't fight the darkness
Or my wicked dreams
My wicked dreams
I keep falling asleep
To these wicked dreams
Can't fight the darkness deep in me
It's where he likes to keep
Haunting my wicked dreams
He sings
Unbury me
Unbury me
he sings
Unbury me
Unbury me
I can't fight the darkness
Can't fight the darkness
Or my wicked dreams
My wicked dreams
Es curioso que haya pasado una noche entera casi sin
dormir y que mi novio se presente con una canción titulada “Wicked Dreams”
(Sueños malvados) y hable de esas malas pesadillas que no te dejan dormir, y
esa oscuridad que intenta acabar con todo lo bueno. No podía querer a nadie más
de lo que quiero a Samuel. La tocó y cantó muy suave para no molestar a la
gente de las demás habitaciones. Me encontraba fatal. Nada importaba con Samuel
allí conmigo. No pensaba decirle nada para no preocuparle pero sentía un gran
vacío en mi pecho. Me faltaba el aire. En mi cara se podía vislumbrar la más
grande de las sonrisas.
-
Me encanta. Muchas gracias.
-
A ti por quererme.
Durante toda la mañana un montón de gente pasaba por la
habitación a verme. La Señora Hoopkins me trajo el último libro de fantasía que
les había llegado a la librería. Se llamaba “Dragones etéreos”. Un buen título,
la verdad. Bryan vino de acompañante de Sammy y de mi hermana. Los tres
estuvieron allí largo tiempo y yo cada vez me sentía peor, pero no quería ser
grosero así que no hacía más que poner buena cara a todos. Mi hermana me dijo
que había encontrado el ejemplar de Zerkeliern y había empezado a leerlo. Le
había encantado lo poco que llevaba. Eso me congratulaba. Más aún cuando la
historia del segundo ya estaba pensada, habría empezado a escribirlo pero
apenas había tenido tiempo. También pasaron a verme la Señora Coates, con el
primer cartel promocional de mi libro para que todos pudieran comprarlo un mes
después en todas y cada una de las librerías, y mi antiguo compañero de piso
Óscar, que se había echado un novio, lo que me gustaba, pues ya no volvería a
intentar liarse conmigo.
Poco me importaban en ese momento todas esas personas. Yo
estaba esperando a una en particular pero no apareció. Cada vez me encontraba
peor. Samuel y yo nos volvimos a quedar solos en la habitación. Poco a poco me
costaba más y más respirar. Le hice una seña a Samuel para que se acercase.
-
Te quiero mucho Samuel.
-
Y yo a ti.
-
Recuérdalo. Siempre – de mis ojos brotaban
lágrimas – Cuida bien de nuestro hijo
-
¿Qué dices? – nuestros labios se juntaron una
vez más – Vamos a cuidarlo juntos.
Se acercaba el final. Respirar ya me resultaba muy
difícil. Me faltaba el aire, todo me dolía muchísimo. Empecé a convulsionar en
la camilla y oí una máquina que empezó a pitar.
-
Alexei ¿qué te pasa? – la voz de Samuel
sonaba desesperada. Sentí sus lágrimas caer en mi cara – Alexei por favor no me
dejes. No te mueras. Alexei te quiero.
Recuerdo aquel día que le dije a Samuel “Yo
también estaré aquí esperando. Por y para siempre porque quiero que el último
minuto de mi vida sea contigo”. Nunca imaginaba que nuestro último
minuto juntos sería así. Mi vida había cambiado radicalmente en poco tiempo.
Iba a publicar mi libro, me iba a casar con Samuel, íbamos a tener un hijo, viviríamos
una vida de ensueño. Ahora ya no quedaba nada. Me estaba muriendo. Todos mis
planes de futuro se habían ido a la mierda, y sólo una persona era la culpable
de todo eso. Mi padre. Encima no había ido a visitarme. Bendito cabrón.
Esperaba ser recordado por mis acciones, por todo lo que hice. Esperaba ser un
escritor de éxito. Ahora ni siquiera viviría para ver el primer ejemplar de mi
libro expuesto en una estantería.
La máquina pitaba cada vez más y más fuerte. Por la
rendija del ojo podía ver a la enfermera que venía a intentar ayudarme, tras la
llamada desesperada de Samuel. Otra persona se acercaba por la puerta. Por lo
poco que me dejaban ver mis ojos vi el reflejo de unos ojos azules idénticos a
los míos. Era mi padre. En las manos llevaba un bolígrafo sujeto con una
cuerda. Llegaba tarde. Su hijo se estaba muriendo.
-
Alexei quédate conmigo – dijo Samuel
agarrándome de la mano.
-
Alexei – ahora era la voz de mi padre la que
podía escuchar por mis oídos -. Lo siento hijo. Lo siento de veras – mi padre
también estaba llorando, pero ya era tarde.
Era tarde. Aspiré la última bocanada de aire antes de
cerrar mis ojos para siempre.
Ya no había nada que remediar. Todo había acabado. Había
muerto al lado de dos de las personas a las que más quería. ¿Se arrepentiría mi
padre algún día de haber llegado tarde a pedir perdón a su hijo?
Todo el mundo había venido por mí. Pero todo fue en vano.
Había muerto.
Pero sé que en la memoria quedaría el recuerdo de mi
vida. El recuerdo de todo por lo que había pasado, pues lo había dejado escrito
para que todos pudieran leer la historia.
La historia que me pertenecía a mí. Y a él. A Samuel.
La historia de cómo viví y morí por mi dulce amante.
En este tiempo había
pensado que mi historia de amor con Samuel duraría duraría por y para siempre.
Pero entonces descubrí que para siempre no dura tanto como yo esperaba.****************************
Epílogo
(7 años después)
Samuel se levantó de la
cama en su nuevo piso de Nueva York al que se había mudado hacía poco más de un
mes. Por la ventana entraba el ruido de los taxis que asolaban aquellas calles.
Calles atestadas de personas, coches y un continuo ruido fuese el día que
fuese. Se miró en el espejo que colgaba en una de las paredes de su cuarto. La
espesa barba le poblaba con creces su cara, el rubio del que una vez había sido
su cabello había empezado a perder su brillo y su color. Las canas habían
empezado a salirle de una manera algo exagerada para tratarse de un hombre de
31 años.
Durante toda su juventud
había vivido en Princeton pero había estado pensando mucho en ello durante el
último año y algo en su interior le decía que aquel (Nueva York) era su
verdadero destino. Puede que su cara no fuese la del atractivo adolescente que
había sido con anterioridad pero se sentía feliz. Y su sonrisa lo demostraba.
En la mesilla que había
al lado de su cama no había más que una lámpara que usaba para leer y una foto
que miraba todas las noches antes de irse a dormir. En ella aparecía él, hacía
7 años, con su atlético cuerpo y su rubio cabello de entonces, junto al que fue
su novio, y hubiese sido su marido de no haber sido por el desafortunado
accidente de coche que sufrió el día que iba a casarse con Samuel.
Esa era la verdadera
razón por la que Samuel se había mudado a Nueva York, porque Alexei siempre
quiso ir a Nueva York, vivir allí, triunfar y convertirse en uno de los mejores
escritores, liderar las listas de ventas importantes como la lista de más
vendidos del New York Times, por desgracia Alexei no vivió para ver que su
libro había sido uno de los grandes éxitos de los últimos 50 años. Muchos
adolescentes del mundo esperarían eternamente una segunda parte de Zerkeliern
pero nunca la tendrían. Tras su muerte Samuel habló con la Señora Coates sobre
el hecho de publicarlo, una vez que
Alexei murió. Samuel nunca tuvo duda. Era uno de los grandes sueños de Alexei,
ver sus libros publicados, siendo comprados, leídos…
Samuel se acercó al
armario del que sacó una camisa azul cielo y se la puso. Se volvió a mirar en
el espejo. Las ojeras casi le llegaban al suelo pero solía irse a dormir tarde
todas las noches para quedarse escribiendo. Cada día que pasaba escribía lo que
acontecía en una libretita morada, a modo de diario. Eso mantenía vivo su
recuerdo sobre Alexei. De su bolsillo sacó un bolígrafo que colgaba de una cuerda,
se subió el cuello de la camisa, se lo colgó del cuello y volvió a colocarse el
cuello de la camisa.
Habían pasado ya 7 años
desde que Alexei muriese y Samuel nunca se había replanteado el hecho de
rehacer su vida. No necesitaba a nadie para ser feliz. Había aprendido a vivir
su vida, y disfrutarla pero no necesitaba nuevos novios. Sólo una cosa le hacía
sentir más vivo día a día. Sólo una cosa podía hacer que esa sonrisa no
desapareciese nunca de su cara.
Samuel salió de su habitación y abrió la puerta de la que estaba al lado de la suya. Por la
persiana entraban algunos ápices de luz, pero todo estaba en penumbra. Se
acercó sigiloso hasta la persiana. La subió lentamente. La luz lo cubrió todo
de repente. La habitación no era muy grande, pero tenía un escritorio en el que
había un montón de libros de texto del colegio y otros cuantos muchos de
lectura. En dos de las esquinas había dos grandes estanterías repletas de libros.
Ya no cabía ni una más. Entre las dos estanterías había una cama en la que
dormía un precioso niño con pelo negro como el azabache. Se hallaba tumbado de
medio lado, y en su pequeña nariz se podían ver algunas de las pecas que
decoraban su carita. Samuel se aproximó
con cautela y acercó su cara a la del niño.
- Alexei – dijo dándole un beso en la mejilla –
Eh. Despierta campeón.
- ¡Buenos días papá! – exclamó el niño que se
retorcía entre las sábanas. Cuando el niño abrió sus ojos, Samuel pudo ver su
reflejo en el azul del mar de los ojos del niño -.
- ¿Sabes qué día es hoy?
- Sí.
- Feliz cumpleaños Alexei. ¿Dónde quieres ir
hoy? Es un día especial, ya cumples 6 años.
- Quiero ir al parque.
Samuel se encontraba
sentado al borde de la cama hablando con su hijo. Le pasaba las manos por su
lacio y oscuro pelo mientras escuchaba todas y cada una de las peticiones de su
hijo.
- Pero antes de que vayamos al parque, ya sabes
lo que quiero.
- Sí, lo sé. Espérame aquí.
Samuel regresó a su
cuarto y sacó una llave que tenía escondida. Se acercó a uno de los cajones y
la introdujo. Dentro de él había una libreta verde con unas letras que rezaban
“My Sweet Lover”. Las lágrimas de Samuel brotaron de sus ojos pero se las
recogió antes de regresar a la habitación de su hijo.
- Siempre te prometí que el día de tu sexto
cumpleaños te resolvería muchos secretos. Porque te llamas Alexei, porque
siempre llevo este bolígrafo colgado del cuello, o qué le pasó a tu otro padre.
Aquí está la respuesta – dijo sosteniendo el cuaderno entre las manos. Lo abrió
y empezó a contarle a su hijo la historia -. Para empezar te llamas Alexei
porque él, tu padre, el que escribió esto…se llamaba Alexei y tú eres su viva
imagen, lo supe en cuanto te vi con tus grandes ojos azules. La enfermera
preguntó ¿Cuál será el nombre del niño? Y antes de que pudiese acabar, solo
mirando a tus ojos, le contesté “Se llamará Alexei, igual que su padre”
- ¿Le querías mucho?
- Más que a nada en este mundo. No hay día que
no lo recuerde. Pero él sigue vivo en mi corazón, y ese sentimiento se hace más
fuerte cada vez que te miro. En este diario escribió por todo lo que pasamos
antes de su muerte y ha llegado el día en que debes conocer nuestra historia. Y
la tuya.
- Me gustaría haberlo conocido.
- Te habría encantado.
- Pero tú tienes todo lo bueno de él. Sus ojos,
su pelo, su gusto por la lectura…Menos las pecas. Esas son tuyas, 100%.
- Te quiero papá.
- Yo también te quiero a ti. Mucho – Samuel
llevó sus ojos al cuaderno y empezó a leer -. Capítulo 1.
- Papá olvidas algo – dijo el niño con una
sonrisa.
- Tienes razón -. Se levantó de la cama y se
aproximó a una de las estanterías en las que había un Ipod conectado a unos
altavoces, le dio al play y una voz femenina empezó a cantar los primeros
acordes de Titanium -. Nunca me cansaré de escuchar esta canción.
- Yo tampoco. Papá…No me dejes nunca.
- Descuida. No lo haré.
En aquella habitación
sólo había felicidad. La felicidad de un recuerdo que viviría en Samuel toda su
vida. Pues nada le hacía más feliz que tener a su hijo junto a él día a día. Las
pequeñas manos de Alexei se acercaron a las lágrimas de su padre y se las
limpiaron. Cuando la dulce y pueril voz del niño susurraron “no llores papá”,
Samuel no pudo reprimir una sonrisa. Samuel dejó el cuaderno encima de la cama
y fue a mirar por la ventana. Aquello era el sueño de Alexei, vivir en Nueva
York, cuidar a su hijo. Samuel puso su mano sobre la ventana. Nunca podría ser
más feliz que en ese preciso instante.
Antes de pasar al
capítulo 2 Samuel se volvió a acercar a la cama para abrazar a su hijo
fuertemente. Tras aquel día de hacía siete años, nunca pensó que volvería a
decir esa frase. Pero la diría todos los días de su vida. Todos y cada uno
hasta que su vida tocase a su fin.
“TE QUIERO ALEXEI RIVER”
FIN!!!!!
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Pues, ¡se terminó! ¿Os ha gustado? Espero que sí. Tenía que ser así desde el principio sabía que ese iba a ser el final y a mí personalmente me ha parecido precioso. En cuanto a futuros proyectos. Si estas semanas de exámenes en algún rato libre tengo ganas de escribir entradas cortas lo escribiré y os lo haré saber. ¿Es este el final de My Sweet Lover? Pues....tengo una gran noticia para los que amáis la historia. Hay varias anécdotas que aún siguen en mi cabeza pero no me encajaban en el eje principal de la historia. Alguna historia de Alexei en la universidad, los últimos capítulos desde diferentes puntos de vista... En fin, no sé. Me ha encantado escribirlo. Si no queréis más quedarán en mi cabeza. Y bueno, habrá más proyectos, aún quedan muchas historias en mi cabeza que quieren ser contadas y espero que vosotros esteis ahí conmigo para leerlas. Muchas Gracias.
PD: para aquellos que os lo preguntéis...No, Wicked no es una canción que haya inventado yo para esta historia (me gusta escribir pero varias veces intenté conseguir letras de canciones y fue algo nulo) sino que se trata de una canción original de BoyEpic un chico de Youtube que se dedica a hacer covers de canciones y de vez en cuando canciones originales (podéis echarle un vistazo a su canal https://www.youtube.com/channel/UC96VxBGUWaq-VzRQ6kPGn4Q); pero me encanta la canción y me parecía guay que fuese como si Samuel la hubiese escrito personalmente. En el apartado música de arriba, iré subiendo las canciones que suenan en cada uno de los capítulos por si os apetece escucharlas.
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Pues, ¡se terminó! ¿Os ha gustado? Espero que sí. Tenía que ser así desde el principio sabía que ese iba a ser el final y a mí personalmente me ha parecido precioso. En cuanto a futuros proyectos. Si estas semanas de exámenes en algún rato libre tengo ganas de escribir entradas cortas lo escribiré y os lo haré saber. ¿Es este el final de My Sweet Lover? Pues....tengo una gran noticia para los que amáis la historia. Hay varias anécdotas que aún siguen en mi cabeza pero no me encajaban en el eje principal de la historia. Alguna historia de Alexei en la universidad, los últimos capítulos desde diferentes puntos de vista... En fin, no sé. Me ha encantado escribirlo. Si no queréis más quedarán en mi cabeza. Y bueno, habrá más proyectos, aún quedan muchas historias en mi cabeza que quieren ser contadas y espero que vosotros esteis ahí conmigo para leerlas. Muchas Gracias.
PD: para aquellos que os lo preguntéis...No, Wicked no es una canción que haya inventado yo para esta historia (me gusta escribir pero varias veces intenté conseguir letras de canciones y fue algo nulo) sino que se trata de una canción original de BoyEpic un chico de Youtube que se dedica a hacer covers de canciones y de vez en cuando canciones originales (podéis echarle un vistazo a su canal https://www.youtube.com/channel/UC96VxBGUWaq-VzRQ6kPGn4Q); pero me encanta la canción y me parecía guay que fuese como si Samuel la hubiese escrito personalmente. En el apartado música de arriba, iré subiendo las canciones que suenan en cada uno de los capítulos por si os apetece escucharlas.
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