jueves, 1 de mayo de 2014

Capítulo 14 de My Sweet Lover.

Ya he avisado de ello en twitter pero para aquellos que no lo sepáis esta historia llega a su final el 16/05/2014 con el capítulo 16 que será publicado antes de las 20:00 de dicho día. Este capítulo estaba escrito desde hace una semana y programado para ser subido mañana pero debido a la petición de algunos de mis lectores más fieles aquí lo tenéis en primicia. Espero que os esté gustando el desarrollo de la historia. Los que os preguntéis ¿Seguirás escribiendo tras esto? Tengo algo que deciros. Por supuesto. Aunque he pensado en hacerlo de manera más profesional y esperando a que sea publicado así que... No obstante, seguiré escribiendo fics, historias homónimas, entradas personales, o quizás una segunda parte... Nunca se sabe.

Capítulo 14
Habían pasado ya cuatro años desde la última vez que estuve aquí. El Mckinley High. Aquí empezó todo. Todo lo que he escrito en aquel cuaderno verde que me regaló Samuel. Aquel en el que tenía que escribir nuestra historia. No quedan muchas hojas la verdad, tendré que comprarme otro y seguir escribiendo nuestra historia. Porque sé que durará muchísimos años más. Pero a lo que iba. Tenía que volver.
Estuve frente a la taquilla que me perteneció. Junto a la de Sammy. La taquilla en la que aquel dia Samuel vino porque tenía que hablar conmigo, frente a mi clase de latín. Se puede decir que ese fue el momento en que nuestra historia empezó realmente, después de que Samuel me contase la verdad de lo que pasó supe que le quería, aunque en cierto modo siempre me había gustado.

-       ¿Has vuelto a mariposear? ¿Dónde está tu “novio”? – me giré y vi a Daniel Cross y Peter Gallaway.
-       ¿Qué hacéis vosotros aquí?
-       Estábamos echando un partidillo en el campo y vimos que se aproximaba una mariposa y nos preguntábamos que irías a hacer.
-       No es de vuestra incumbencia.
-       Ah ¿no? – dijo Daniel retorciendo sus puños.
-       ¿Enserio, es que no maduráis? Además vosotros deberíais estar en el campo de la universidad.
-       Este nos gusta más.
-       Deberíais madurar. He venido a ver a una persona, ahora si me disculpáis – me giré sobre mí y continué mi camino – Ni se te ocurra – exclamé girándome una vez más -. ¿Sabéis lo que es el rabillo del ojo? Pues por ahí os he visto. No podéis hacerme nada, no ahora. ¿Sabéis que os digo? Que os jodan.
-       Eres un maricón de mierda.
-       Sí, pero he encontrado a una persona que me quiere, que me apoya y con la cual me voy a casar. Vosotros estaréis solos toda la vida. Podríais acabar juntos – le robé el balón que llevaba en la mano y lo lancé a lo lejos.
-       No merece la pena – dijeron ambos yéndose.

Parece que el año que había pasado encerrado en aquel calabozo de mala muerte le habría servido de algo al asqueroso de Daniel. Después de violar a Sammy, y que la denuncia sirviese de poco las cosas se pusieron feas con lo que tuvieron que celebrar un juicio para arreglarlo y el juez, puesto que Daniel ya era mayor de edad no lo pudo mandar a un reformatorio de menores, pero lo llevaron a un calabozo y tuvo que hacer servicios a la comunidad durante un año entero. Parece ser que no ha servido de nada. En fin…

Subí las escaleras y llegué al despacho en el que estuve un mes antes de mis pruebas de acceso a la universidad. La placa seguía allí. El despacho de la señora Coates, mi antigua profesora de latín. Llamé a la puerta.

-       ¿Señora Coates?
-       Alexei Michael River. Ya estaba esperando que viniera a visitarme. Hace cosa de unas semanas recibí esto – dijo sosteniendo un sobre rojo de la mano. Lo reconocí al instante. Era la invitación de mi boda – Así se va a casar usted.
-       Sí. Con mi…bueno, con mi novio.
-       Me alegro mucho, pero creo que no acabo de entender el porqué de esta invitación.
-       Le debo mucho Señora Coates. De no haber sido por usted quizás ahora sería un simple periodista, y no digo que eso esté mal, incluso a lo mejor estaría en uno de los grandes como el New York Times, pero… no sería feliz, no del todo al menos.
«De no haber sido por usted, nunca me habría atrevido a mandar una solicitud a Oxford»
-       No hay de qué. Vi mucho talento en usted, sabía que no prestaba mucha atención a las clases, pero lo suyo es algo innato.
-       Gracias. Aunque nunca podré agradecérselo lo suficiente.
-       ¿Sabes cuál es la manera de agradecérmelo?
-       ¿Cuál?
-       Sal ahí y triunfa – noté algo extraño en su sonrisa, era ina sonrisa sincera, pero extraña -¿Qué tal le fue en Oxford?
-       De maravilla. Tuve un profesor que me “obligaba” a escribir. Me dijo que si conseguía escribir algo bueno antes del  final de mi carrera él se comprometía a que me lo publicaron y…
-       Lo conseguiste. Escribiste un libro. Zerkeliern.
-       Sí, estoy muy orgulloso de la historia y de... – algo no encajaba en la historia – Un momento… ¿Cómo es que usted sabe el nombre del libro que escribí?
-       Por esto – me dio una tarjeta. En ella rezaba “Elizabeth Coates. Licenciada en lenguas clásicas. Editora jefe de Bloomsbury” – Yo era “el amigo” del que tanto le hablaba el Señor Grint.
-       ¿Qué quiere decir?
-       Soy la editora jefe de Bloomsbury aquella editorial que quería comprar su libro. Sabía que tenía el talento, os he mandado escribir historias muchas veces y las suyas siempre me han encantado. Y conseguía escribirlas en un latín casi perfecto lo que dice aún mucho más de usted.
-       Entonces…
-       Entonces… Desde el principio mantuve conversaciones con el señor Grint para que te mantuviese vigilado.
-       Pero ¿si usted ha sido desde el primer momento la editora jefe, por qué no me pidió usted personalmente para que lo escribiese?
-       No podía hacer eso, pero me vi en la obligación de hablarle de Oxford, y aunque fue difícil moví algunos hilos para que pudiese entrar usted. No aceptan allí a cualquiera.
-       Muchísimas gracias señora Coates.
-       A partir de ahora seré tu editora así que puedes llamarme Elizabeth.
-       Está bien, Elizabeth – dije entrecortado -. Fueron demasiados años llamándole Señora Coates, me costará acostumbrarme.
-       ¿Entonces le gustó Zerkeliern?
-       Puedes tener en cuenta que de no haberme gustado, nunca habría pensado en publicarlo. Confíe en que el Señor Grint te motivase a escribir más y más. Y lo ha conseguido.
-       Todo ha sido gracias a usted – me llevé las manos al bolígrafo que colgaba de mi cuello.
-       Usted tiene futuro no lo olvide – después de un minuto de silencio en el que solo pude dedicarle una sonrisa a la señora Coa…, digo a Elizabeth, llevó las manos a uno de los cajones – Me alegra que haya venido porque le tengo una sorpresa. Esperaba poder decírselo el día de su boda, pero ya que has venido.

Tenía algo entre las manos y me lo ofreció. Lo que me dio tenía la forma de un rectángulo de unos 17x23 cm y estaba envuelto en un papel de regalo rojo lleno de lunares negros, simulaba una mariquita. «Que sugerente» pensé. La miré y me hizo un gesto para que lo abriese. Tras quitar el papel vi lo que aquel regalo contenía. Era el primer ejemplar de mi libro. Zerkeliern, por fin impreso y listo para estar en todas las librerías. En la portada que era entera de un azul oscuros había un chico rubio con un haz de luz entre sus manos, combatiendo con una masa densa y oscura. Reconocía esa escena, fue de las últimas que escribí. Pero refleja la esencia del libro. En lo alto y con letras doradas podía leerse el nombre “zerkeliern”, Ojeé todas y cada una de las páginas, mi dedicatoria, sentí entre mis manos el papel…Era la sensación más mágica que nunca se pueda tener. Os lo aseguro.

-       El Señor Grint dijo que no saldría a la venta hasta agosto.
-       Y así es. Pero este es el primer ejemplar impreso de todos. El autor tiene que dar su visto bueno a la portada y la maquetación.
-       Me encanta. Es mágico.
-       He leído el final y huele a una segunda parte ¿es así?
-       Es así. De hecho serán otras 3.
-       ¿Tetralogía?
-       Sí.
-       Perfecto. Pues el 15 de agosto podremos ver su libro en todas las librerías del Reino Unido. Vaya dándose prisa. Si este triunfa los fans se te echarán encima, y metiéndote presión para que escribas el siguiente.
-       Lo haré. Tras la boda empezaré.
-       Tu vida va a cambiar Alexei. Alexei Michael River es un nombre que hará historia, todos te conocerán.
-       ¿De verdad lo cree?
-       No lo creo. Lo sé.

Estuve otros quince minutos en su despacho hablando sobre un montón de cosas, como que ocurriría en “Zerkeliern 2 La venganza del South” y diferentes cosas. Cuando salí, regresé a mi casa. Subí las escaleras y me tumbé en mi habitación. Todo empezó aquella mañana que estábamos organizando el decimoctavo cumpleaños de Sammy, ahora ambos tenemos 22. Yo me voy a casar y ella tiene en su vientre al que en un futuro cercano será mi hijo, o mi hija. Habían pasado cuatro años pero nunca lo había quitado de la pared, mi calendario de Juego de Tronos en el que podía leerse “You Win or you die”; seguía en el mes de septiembre de 2013. Antes de irme a Oxford. Luego las pocas veces que volví no estaba pendiente del calendario. Mi habitación sigue llena de libros como aquel día, salvo que ahora hay más y tengo todas las estanterías llenas. Falta algo… Saqué mi móvil y comprobé mi reproductor de música. Después de cuatro años, la canción seguía ahí. Me tumbé en la cama mirando al techo de mi cuarto, con Battlefield, la canción de Lea Michele sonando otra vez después de tanto tiempo.

Cerré mis ojos y solo deseé una cosa.

Poder vivir en ese momento durante el resto de mi vida, antes de que ésta diese un giro de 360º.

Mi vida iba a cambiar, pero me esperaba algo.

Un futuro esperanzador.

Con Samuel.


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